El Diablo está en los Detalles #8M


"El Diablo está en los Detalles..."

...Y no en la forma en la que últimamente Martha Debayle lo ha estado mencionando. 

¿A qué me refiero con esto? Hay relaciones en las que día a día se van creando demonios internos, en cada detalle, sin darnos cuenta en realidad.

Hace más de dos años, pude escapar de lo que hasta este momento sería la peor noche de mi vida. 

En los dos años anteriores, jamás me imaginé o vi más allá para ser consciente que estaba durmiendo con el enemigo. La persona que hasta ese momento suponía ser quien más me amaba en este pequeño universo de amor erótico/romántico estaba gestando algo más que una familia conmigo. Sentimientos de rencor, enojo y mucha historia pasada para traer y expulsar esa fatídica noche. 

Al plasmarlo en palabras, no sé que tan detallada quiero ser con la situación, sin embargo sé que mi silencio ya no está aquí para quedarse. Ya sea al haber pasado una mala ruptura, o a expresar mi sentir. No quiero volver a quedarme callada y que solamente una versión de los hechos en mi vida sea la que esté a la luz. Tampoco quiero ser la mala del cuento al exponer lo que a mí me pasó, pero sí quiero ser la voz de muchas. Quiero contar lo vil que es ser atacada física y emocionalmente en tu propia casa.

Ese momento te despoja de todo, de tu propia confianza, de la realidad. Es como si un cielo oscuro se empezara a cernir sobre tu cabeza, donde todo se vuelve tenebroso, frío y de verdad pareciera que entraste al "upside-down" de Stranger Things, donde el Dermagorgon al acecho es tu pareja sentimental. 

Temer, a la persona que amas y supuestamente te ama, es temer a todo lo bueno que la vida tiene que dar. Es temer a cómo críar a la semilla que de ese amor nació. Es temer a que fuiste tú la del error. Es temer a que amar sea la causa de tu muerte. 

Hoy agradezco que de niña, la vida me puso a prueba con pues tantos años de "luchitas infantiles" que esa noche me salvaron la vida. Gracias a crecer con un varón, sabía muy bien la forma de liberarme, de defenderme de mis previos abusadores. Gracias a eso y a las voces de todas las mujeres que resonaron en mi cabeza en el momento en el que me di cuenta que si no me liberaba de sus manos, me podría ahorcar y yo moriría como muchas. En mi casa, bajo una pelea doméstica, con mi hijo de 1 año, dormido en su cuarto. Y él, fuera de sí, bajo los efectos de una o más sustancias ajenas a su cuerpo. Sin saber, el daño que había cometido. Sin al día de hoy, saber todo el dolor que esa noche ha generado y todas las repercusiones que ha tenido. 

"Son los momentos donde nos damos cuenta que somos adultos y tenemos que crecer. Es darte cuenta de las consecuencias con las que habrá que lidiar". Así es, ahora, dos años después, más los años que vendrán. Me toca crecer a madrazos, saber que las consecuencias no son en relación a la violencia que sufrí. La sigo sufriendo todos los días en mi mente al pensar que puede volver a hacerme algo. La violencia psicológica que se derivo de ese evento ha sido aún más traumática que el hecho que me dejo una profunda cicatriz física y una herida emocional. Las consecuencias entonces son por haber engendrado a un maravilloso ser y ante la ley, estar reconocido como mitad mío, mitad de él. Lo cual, complica toda la situación para mí. 

Siempre me dijeron, si no te casas es más fácil, cada quien toma sus cosas y se va al terminar la relación. Lo que jamás me dijeron, porque en mi historia de vida no se vivió así, era que si no llegabas a términos amigables con esa persona, la parte legal de la co-paternidad se complicaba enormemente. 

No me gusta el término "madre soltera" pues creo que tu estado civil no debería de definir ante la sociedad como maternas. Por lo que, prefiero referirme a mi como Jefa de Hogar. No soy "mamá luchona" porque la violencia infringida en mi contra y la falta de su paternidad, no definen mi lucha interna. Soy Jefa de Hogar, porque soy quien trabaja para dar techo, comida, ropa y hogar. Soy Jefa de Hogar, porque soy quien materna, día y noche. Alimento, visto, ayudo en la escuela, soy chofer, apoyo, amiga, me encargo de bañarlo todos los días; mientras soy proveedora. Mientras soy mujer. Así que soy Jefa de Hogar porque puedo hacer todo lo que ha venido a mí a raíz de esa decisión. A raíz de esa violencia. A raíz de ser mujer. 

En el marco del Día Internacional de la Mujer, es que cuento un poco de esta parte de mi historia. A muchas personas les incomodará, a otras les hará sentido. Para mí, es liberador. Pues me parte el alma saber que no soy la única que lo ha vivido, pero me da esperanza saber que el miércoles seremos muchas las que nos unamos. 

Me preguntan, ¿para qué marchas si el mundo está jodido, principalmente México y su sistema de justicia? Marcho para que tu sepas que se puede vivir. Marcho por todas las que ya no están y no tuvieron voz para contar su historia. Marcho para ser los brazos, las piernas y el corazón de aquellas que encontraron una suerte similar a la mía, pero terminaron de la forma en la que yo pude haber terminado. Marcho por mis primas, mis sobrinas, mis amigas, mis tías y mis abuelas. Marcho por mi, por ser mujer. 


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